Pisar el suelo de Francia es algo que, honestamente, jamás pensé que pasaría. No a mí. No a mí, no a esta persona que alguna vez tanto miedo le tuvo a soñar alto y visualizar anhelos haciéndose realidad. Pero, una vida con Cristo es inevitablemente una vida que te llevará a enfrentarte con lo inesperado día tras día. Te llevará a enfrentar miedos y por medio de esto forjar caracter. Y esa es la vida que, hace tiempo ya, decidí vivir.
Quizás algunos cuando escuchan la palabra "Paris" piensen en glamour, croissants, cafés, dulzura, moda textil, y cierta pizca de elegancia en cada rincón. Pero para mí, pisar Paris, vivir Paris, y respirar Paris, fue todo eso sumándole el recordarme que Dios estuvo planeando esos momentos aún antes de que yo pudiera imaginar que esto podría hacerse realidad.
Una vida con Dios, una vida donde Él es tu gozo, donde Él es tu deleite y lo primerito en tu corazón, es una vida donde Él promete suplirte cada necesidad y superar tus expectativas.
No estoy diciendo que si sigues a Jesús, Él te llevará a Paris. No, no, amiga o amigo. Puede que sí, pero no es el objetivo de mis palabras. Trato de decir, que como conmigo, Él puede sorprenderte y hacer las cosas mucho mejor de lo que imaginas, siempre que tú decidas conocerle, seguirle y amarle.
- Karla Lozano
Diciembre 2014 (Paris, Francia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario